Carpe Diem

Archivo para abril 12, 2011

Tú sí que me entiendes…

¡No me interrumpas…! Verás, desde que habló de los sueños, el tema me vuelve continuamente a la cabeza, como un picor, pero más fuerte. ¿Tú qué deseabas? ¿Qué querías ser de mayor? Tú solamente puedes ser un perro: comer como un perro, dormir como un perro, mear como un perro y morir como un perro. Pero yo no. Me gusta tener grandes deseos. Un gran sueño. Todavía no sé cual es, pero me gusta soñar que tengo uno. Estar en la cama en silencio soñando con mi sueño. Sin hacer otra cosa. Repasar los sueños y ver cuales me gustan. ¿Quién sabe si dejaré huella? Solo los sueños dejan huella.

 Me gusta tener sueños. Me gusta. Pero, ¿qué hago yo para encontrar el mío? Tú te lo has encontrado ya hecho, yo no soy un perro. A ella dice que le han bastado un abuelo y una película. A lo mejor tengo que ir más al cine, ya que no tengo abuelo y a la abuela tengo que gritarle cuando le hablo porque no oye y además tiene ese olor a tabaco que desgraciadamente, ya le he asociado. No lo aguanto, me hace estornudar. O a lo mejor tengo que leer más libros. Ella siempre dice que nuestros sueños están ocultos en las cosas que encontramos realmente, en las que amamos: un lugar, una página, una película, un cuadro… los sueños nos los dan los grandes creadores de belleza. Eso dice ella. No sé bien qué significa, pero sé que me gusta. He de intentarlo. Tengo que dejarme aconsejar, aunque no la creeré demasiado, porque yo tengo los pies en la tierra. Una vida sin sueños es un jardín sin flores, pero una vida de sueños imposibles es un jardín de flores falsas… ¿Tú qué piensas?